Me gusta el papa Francisco y su jesuitismo franciscano (o su franciscanismo bien razonado y nada rupturista). Lo no que me gusta es que Hans Küng o Leonardo Boff comiencen a aplaudir.
De un libro de mi infancia recuerdo un poema que decía:
Guarde para su recuerdo
esta sentencia, el autor:
si el sabio no aplaude, malo;
si el necio aplaude, peor.