lunes, 21 de marzo de 2022

Edith Stein: un cruce de caminos

Una gran mujer en la encrucijada de la Historia: 

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Cervantes con un pie en el estribo

  El último texto escrito por Cervantes  lo retrata de modo fidedigno. 


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Mala memoria

             La muerte es un gesto difícil.

Tantas veces lo ensayaste delante del espejo

y, sin embargo, ahora no recuerdas

ni el color del traje escogido para el trance.

Escribo

 

Escribo ensayos tristes y poemas sonámbulos.

El abejorro vuela rozando las arañas.

Margarita sin pétalos. Páginas sin sombra

y un enjambre de moscas familiares.

Escribo por no tener otra cosa para el tiempo.

Papeles manchados de tinta violeta.

Hormigas que tropiezan con ardor gongorino.

Escribo con la pluma oxidada de polvo.

La sangre de los siglos, coagulada,

nunca será latido, sino letra.

Ensarto  las palabras en con el hilo y la  aguja

antes que el  scriptorium se invada de polillas.

 


Cansar me cansa

 

Cansar, me cansa la vida sobre el hombro.

Pesar, me pesan las horas y los huesos.

Vivir, vivo y no salgo de mi asombro

de seguir latiendo a medias con mi cuerpo.

Morir, muero y el caso es que me río

de que esta lotería de la muerte

 venga a tocarme a  mí (precisamente,

habiendo tantos muertos), que estoy vivo.


La "Hojita Parroquial" de Álora en su contexto histórico

Artículo  publicado en la revista Nazareno de las Torres (2022)


En las postrimerías del siglo XIX y primeras décadas del XX, se va agudizando  la tensión entre la Iglesia católica y aquellas fuerzas que desean disminuir su influencia en la sociedad española. Este movimiento, a finales del XIX, está impulsado por fuerzas liberales y la izquierda burguesa. En las primeras décadas del XX el anticatolicismo se hace más radical con los movimientos políticos obreristas. La Iglesia aborda la “cuestión social” y en 1891, en el quicio de ambos siglos, publica León XIII el texto fundante en esta línea, su Rerum Novarum. En este contexto de lucha cultural, llega un momento en que la jerarquía eclesiástica se da cuenta de que no basta con condenar y anatemizar las publicaciones contrarias, sino que hay que pasar a la acción y bajar a la arena de la lucha de las ideas.

En el contexto de la diócesis de Málaga, destacamos, dentro de la preocupación social, la atención a las zonas rurales, tan aisladas y precarias en estos tiempos; la publicación de la Hojita coincide con  el obispo D. Manuel González, un obispo  con viva sensibilidad en este terreno. El profesor Elías de Mateo (“La prensa católica en Málaga durante la Restauración”[1])  destaca la pujanza de la prensa confesional en este tiempo y hace un cómputo de más de 20 publicaciones católicas en  en Málaga, si bien algunas sumamente efímeras.  Entre ellas, las hojitas parroquiales suponen un fenómeno novedoso.

La Hojita Parroquial de Álora fue una publicación modesta que se concibe, desde sus inicios como un medio de comunicarse con la comunidad parroquial y un instrumento de evangelización, circunscribiéndose al ámbito local. Se publica con carácter quincenal. Su formato era el de un pequeño folleto de 4 páginas y su tirada llega a alcanzar la respetable cifra de 1300 ejemplares, llegando a las demás parroquias del Arciprestazgo e incluso a la colonia de perotes que vivían en Argentina. El primer número se publica el 1 de noviembre de 1912. El párroco y fundador de la publicación, D. Manuel Domínguez Naranjo  plantea la hojita como una prolongación de la labor parroquial: “noticias de su Parroquia, enseñanzas del Evangelio, recuerdos del Catecismo. Recibidla sin prevenciones; ella pretende ser el lazo de unión entre todos los feligreses”. Don Manuel pretende que, así, este mensaje evangelizador llegue a los que no quieren o no pueden asistir a la iglesia. No se trata, pues, de un periódico atento a la actualidad inmediata, aunque sí va a recoger lo datos de la parroquia y el pueblo: fallecimientos, nacimientos, bodas, bautizos, celebraciones y cultos… Mención aparte merecen los Apuntes históricos de D. Antonio Bootello Morales, publicados en 431 números de la revista desde 1912 hasta 1930, y que constituyen el primer intento de un esbozo histórico de la villa malagueña; forman un texto independiente, que se ha usado y citado  mucho por los investigadores posteriores, pero que está pendiente  de publicación.

Se publica la Hojita hasta mayo de 1931, recién entrada España en el nuevo régimen republicano, momento de duro anticlericalismo en Málaga, con la famosa “Quema de conventos” y  la dramática huida del obispo entre las llamas de su palacio y la agresividad de las turbas. 

Un dato importante es que esta hojita se adelanta casi una década a las demás en la provincia. En 1921 ve la luz la de los Santos Mártires de Málaga; siguen San Juan de Vélez (1921), San Patricio (1924), San Sebastián de Antequera (1927). No es casual que el D. Manuel Domínguez pasa de Álora a los Mártires, lo que demuestra que este sacerdote es quien tiene la iniciativa de este proyecto. No se le ha olvidado en su parroquia de Álora, porque la Hojita, en su nº 341  (15 de febrero 1927), se hace eco de su fallecimiento con  una necrológica plena de gratitud.

La Hojita Parroquial de Álora, dentro de su modestia, es la muestra de un momento pujante de la prensa católica, que hay que comprender en el marco de una Iglesia que necesita proyectarse en la sociedad en competencia con las fuerzas enemigas,  y una iniciativa pionera en su género; además de la obra de un sacerdote ejemplar, de un gran nivel espiritual e intelectual.

Escribe el citado profesor de Mateo: “Nadie casi con seguridad, ha considerado hasta ahora la importancia, más para el estudio de las prácticas y creencias religiosas que, como medio de comunicación, poseen las Hojas Parroquiales[2]”. Queden estas palabras como incentivo para futuros lectores y estudiosos.  

 



[1] En la revista Jábega (Diputación de Málaga), nº 61, 1988.

[2]   Loc. cit.,  p. 31.