Las arrugas de tus ojos
-apenas
se notan, la verdad- son
como surcos
labrados por un tiempo
compartido,
que a los dos hasta aquí
nos ha arrastrado.
También debe ser bella
esta delicia:
que la vida nos vaya
modelando
y dejando en nosotros
cicatrices,
arrugas, achaques,
moratones...
El tiempo -y la Mano que
lo orienta-
es quien apaga el brillo
de tu tez
y deshace el acné
adolescente.
El tiempo es quien nos
mece como niños
y suavemente desgasta la
tersura;
y también el que abre
esta hendidura
de belleza serena y de
alegría.