domingo, 25 de diciembre de 2011

Leonardo

Cierta ironía que observo en tu cabeza erguida,

recién salida de la concha después del sueño,

es la lejanía con que el sabio mira a las hormigas,

la lentitud de quien sabe la muerte congelada.

Por todo alimento, una ración de insectos diminutos,

y un estrecho horizonte de orillas fangosas.

Entre el agua y la piedra transcurre tu existencia,

que envidio de entre todas las de los seres terráqueos.

Pienso: si la dicha existiese, esto sería,

oh estoico amigo, Diógenes acuático.


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