Aprovecho
esta corriente de protones y electrones,
que
los pobres poetas llaman tacto
y que fluye entre mis dedos como inquietas
hileras de hormigas pululantes,
y que fluye entre mis dedos como inquietas
hileras de hormigas pululantes,
para tocar otra vez el rostro amado,
que legos científicos definen
como estructuras proteínicas complejas,
antes que la entropía final disuelva
la materia y apague la energía,
y nos convierta en nada o torbellino
de algún agujero negro -eso que llaman
los antiguos polvo enamorado.
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