martes, 3 de noviembre de 2009

Seis aforismos sobre política

* Occidente: de la tribu a la polis.

* Socialdemocracia: el socialismo que se niega a sí mismo.

* Comunismo. ¿Como ha sido posible mantener en un espejismo a tanta gente durante tanto tiempo?

* Lo mejor de la izquierda: su preocupaciòn por la justicia, su defensa de los débiles. Lo peor: su incurable resentimiento.

*Lo mejor de la derecha: su respeto por la realidad. Lo peor: su sentimiento -no siempre justificado- de pertener a una elite.

* Paradoja de la democracia. Su fundamento funcional son los partidos, organismos, por definición, jerárquicos y antidemocráticos.

Siete aforismos varios

* Bienaventuranzas. Cristo invento la paradoja como género literario.

* El bien tiene forma de semilla. Germina, se expanda -y sabe estar oculto.

* El mal tiene forma de puño. Para ser fuerte tiene que cerrarse sobre sí mismo.

* Paradoja del cristiano: rezar por el asesinado y también por el asesino. Tomar, de alguna manera, el punto de vista de Dios.

* Papado, roca. Un trozo de eternidad inconmovible en medio de las turbulencias de la historia.

* El Cristianismo ha sido la vacuna mejor y casi única de los virus totalitarios del siglo XX.

*Poesía. Cada palabra, un problema; cada palabra a punto de ser tachada.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Me gustaría

Me gustaría ser microscópico para meterme en los poros de algún ser amado, o en la ínfima ranura de alguna materia misteriosa. Manzana, madera, por ejemplo. Hurgar sin límites el amasijo del mundo como un niño hurga su nariz. Quedarme allí, en la fresca penumbra, al abrigo del tiempo, protegido de las molestias de ser materia obtusa, esta que pesa en mí carne de muerte, con apenas (milésimas de miligramos) de espíritu invisible. Pienso que ser ingrávido y mínimo debe de tener ventajas infinitas, como ser hombre tiene todos los inconvenientes.

martes, 27 de octubre de 2009

Un español atípico


España es un país donde una buena parte de su clase dirigente y de sus hombres públicos han llegado a su situación, y se mantienen en ella, a base aparentar falsas habilidades y mostrar conocimientos que no se tienen. Amén de propinar codazos a los que puedan hacer la competencia. Incluyo aquí a una buena parte de la clase intelectual. Dicho con una fórmula: gente que dicen más que lo que saben. Que aparentan saber. Son una minoría los que se encuentran en la situación contraria: tienen un conocimiento profundo de lo que se traen entre manos y, normalmente, saben más de lo que dicen. Anteponen siempre los intereses generales o institucionales a los propios y, en última instancia, se basan en valores superiores como la lealtad o la honradez. Huelga decir que este segundo grupo es minoritario. A él pertenecía Sabino Fernández Campos, español atípico y, por eso, tan sorprendente. Español, como pocos, a los que cuadra el calificativo de “noble”.

domingo, 25 de octubre de 2009

A. M.



Sostiene una larga tristeza de viudo
con su ceño fruncido y cabizbajo.
En su boca, la brasa de un cigarro
y una sed antigua y no colmada.
Tantas tardes de casino provinciano,
tantas horas de café y aburrimiento
no han secado su alma y su palabra.
Como una rosa que no pierde su perfume,
siempre mantiene la espina del recuerdo
de aquel primer dolor enamorado.
El recuerdo es la sombra de este hombre
triste, cansado, pensativo y viejo.

lunes, 19 de octubre de 2009

Aborto y progreso

En el debate ideológico una de las oposiciones más usadas es la de conservador/progresista. Conservador es quien desea, quizá impulsado por un sentimiento de temor, que las cosas no cambien, mantener el status quo. Progresista es quien desea que las cosas evolucionen; en un sentido positivo, claro. Sin embargo, como suele ocurrir, la realidad es más compleja que nuestros esquemas. Uno de los grandes pensadores españoles actuales (poco sospechoso de conservador, por cierto), Gustavo Bueno, en su libro El mito de la izquierda, ha estudiado como la idea de progreso, que se incuba en la época de la revolución industrial y se expande durante el siglo XIX, no es en absoluto una idea clara y unívoca y, además, no define a la izquierda política. La idea de progreso sólo puede tener un sentido racional cuando va referida a “líneas de desarrollo categorial independientes”. Valga un ejemplo sencillo: se ha progresado en la velocidad de los vehículos a motor. Eso es incuestionable en relación a una escala numérica, a una comparación con un criterio cuantitativo. En cambio, ¿tiene sentido hablar de un progreso moral o de un progreso en el campo de la música? Hay una segunda parte del argumento del profesor Bueno -que yo aquí no desarrollo-: esta idea no puede definir a la ideología de la izquierda, que sí se define, según el, por la idea racional del Estado-nación.

El tema del aborto es un buen ejemplo para comprobar el carácter equívoco de este concepto. ¿Supone el aborto un progreso moral para la humanidad? ¿Cómo definir de forma unívoca el concepto “progreso moral”? No es posible, ya que engloba infinitud de parámetros distintos. De todas formas, si hubiese que hacer una definición (siempre abstracta, nunca cuantificable) ésta sería: aquel proceso que mejora las condiciones de vida de las personas; que mejora su salud, su bienestar, su satisfacción. Y si es la vida lo que estamos promocionando y defendiendo, parece evidente que tiene que quedar clara una defensa de esa misma vida como valor radical (de raíz), básico. No como valor absoluto, porque intento mantener el debate en un nivel inmanente, sin tener que apelar a valores trascendentes o religiosos. Si progreso es aumento de la calidad de vida, la valoración de la vida parece la base de esta argumentación.

Sin embargo, ¿tan importante es la vida humana? La historia nos enseña que esta valoración ha sido (sigue siendo) desigual y ha tenido importantes recaídas. El valor de la vida humana va unido intrínsecamente al desarrollo del valor de la igualdad. Quiero decir que para que la vida humana sea un valor incuestionable, hace falta que abarca a “todas” las vidas, sin excepción, puesto que, como bien saben los juristas, la universalidad es la condición de toda norma. El mundo precristiano conoce este valor, pero no lo aplica universalmente. No es lo mismo el libre que el esclavo, el hombre que el niño, el fuerte que el débil. En algunos momentos, como en la filosofía estoica, especialmente en Séneca, se toca, se vislumbra este concepto de universalidad, pero no se llega plenamente a él hasta el cristianismo.

El aborto, en este sentido, es una vuelta a los valores del mundo precristiano, en el que el concepto de lo humano (la dignidad de los humano) es una categoría que se añade a unos seres, pero no un universal intrínseco y absoluto. Por ello, el aborto no puede suponer un progreso, ni siquiera desde el hipotético punto de vista abstracto que estamos manejando. Es una vuelta a concepciones de la que hace tiempo deberíamos haber salido, a las que, por desgracia, volvemos con frecuencia. Porque la historia del hombre no tiene un sentido lineal y progresivo, sino la forma de un oscuro laberinto.

domingo, 18 de octubre de 2009

La que en lección y estudio nos mejora

En el umbrío claustro del silencio,
la quietud me invita al dulce estudio.
Como una lenta lluvia de palabras,
va empapando mi alma la lectura.
Fray Luis, Quevedo, Dante, Borges,
tan lejos en la muerte y tan cercanos.
Me susurran al oído su palabra
sabia y honda. Piedra desgastada
por el río del tiempo que no cesa