martes, 28 de julio de 2009

Oda al contenedor de la basura

Ningún lugar como éste para sentir de cerca
la efímera condición de los placeres
y el pobre destino al que está abocada
toda materia (incluyendo
la humana, pero esa
es otra cuestión).
Mirad esas cáscaras de fruta, latas vacías,
papeles arrugados e ilegibles, sobres
que a ningún buzón llegarán nunca;
no hace ni un instante fueron
objeto de placer, de solaz, de alguna útil
ocupación. Humildes objetos que no serán admirados
en ningún museo ni guardados con avaricia
por algún coleccionista ni morbosamente tocados por un fetichista.
Pero han cumplido su función en el mundo honradamente.
Y ahora pasan a mejor (o peor) vida
en un sucio camión, sin protocolo alguno,
manejados por fríos operarios, sin una pizca
de la solemnidad que al caso convendría.

No hay comentarios:

Publicar un comentario