martes, 28 de julio de 2009

Cervantes

presente estuvo mi persona al hecho
más de esperanza que de hierro armada



La vida es una pócima agridulce,
el mundo es ese mágico prodigio
que trama en broma algún demiurgo irónico:
esto aprendí de mis dolientes años.

Extraño es que mis labios no quedasen
empapados de hiel, sino de fresco
aliento de existencia. No he perdido
nunca mi inclinación a ser feliz.

Quédame, pues, hacer de la sonrisa
escudo y, de la lengua, un ejercicio
con que pasar el ocio mientras llega
la Parca con su última ironía.

1 comentario:

  1. Parece como si fuese el mismísimo Quijote, jeje... divagando en una noche de luna, meditando sobre el existencialismo.
    Muy bueno!

    ResponderEliminar