En el umbrío claustro del silencio,
la quietud me invita al dulce estudio.
Como una lenta lluvia de palabras,
va empapando mi alma la lectura.
Fray Luis, Quevedo, Dante, Borges,
tan lejos en la muerte y tan cercanos.
Me susurran al oído su palabra
sabia y honda. Piedra desgastada
por el río del tiempo que no cesa
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Muy bello poema. Me dan ganas, al leerlo, de retirarme a una cabaña en las montañas, a leer poesía al amor de la lumbre. Un abrazo.
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