viernes, 8 de enero de 2010

Job

Aquí, sentado en un montón de polvo,
recuento mis desdichas como estrellas.
El sol está eclipsado y podredumbre
es mi cuerpo que marcha hacia la muerte.

Este dolor es una gruta muda.
Penetro en él y escucho sólo el eco
de mi propia voz amarga y abatida
(No veo la esperanza ni la espero.)

Saber que es Él la espada que me hiere
sostiene, sin embargo, mi latido.

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