Donde sábanas blancas son manchadas
de carmín y deseo. Donde zumban
minúsculos insectos amorosos.
Donde el sudor y el semen se congelan
en la gélida noche del olvido.
Donde se abre el tacto a otro misterio
más hondo y más oscuro que la carne.
Donde secretamente solo moras.
lunes, 1 de febrero de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Qué poema tan hermoso, tan atrevido y delicado.
ResponderEliminarMuchas gracias, Jesús por visitarme y leerme con buenos ojos. Aunque, es atrevido mezclar un verso de San Juan de la Cruz con otros míos.
ResponderEliminar