El dolor tiene forma de madero.
Su sustancia es la sangre que no alcanza
jamás el corazón: latido huero
y sordo, sin espera ni esperanza.
Espina y sal. Vinagre y aspereza.
Oscuro laberinto sin salida.
Mas, posado en la Luz, dolor empieza
-apoyado en tu hombro y en tu herida-
a ser él luz también, a diluirse
en el Amor, a abrirse a la futura
alegría que salva y da sentido.
Camino del Calvario, se desdice
la muerte. Tanta herida sin sutura
en bálsamo y en luz se ha convertido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario