lunes, 27 de diciembre de 2010

A Jesús Nazareno de las Torres


El dolor tiene forma de madero.

Su sustancia es la sangre que no alcanza

jamás el corazón: latido huero

y sordo, sin espera ni esperanza.

Espina y sal. Vinagre y aspereza.

Oscuro laberinto sin salida.

Mas, posado en la Luz, dolor empieza

-apoyado en tu hombro y en tu herida-

a ser él luz también, a diluirse

en el Amor, a abrirse a la futura

alegría que salva y da sentido.

Camino del Calvario, se desdice

la muerte. Tanta herida sin sutura

en bálsamo y en luz se ha convertido.

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