lunes, 30 de noviembre de 2015

Elegía


La vida es una terminable espera,
una urticaria de insectos y amapolas.
Tanto morir para que luego, apenas,
los pájaros se acuerden de tu sombra.

Tanto vivir para que, luego y siempre,
los pájaros se posen en tus ramas,
por los años de los años, sierpes;
por los siglos de los siglos, nada.

Tanto saber para que, luego, olvides
los nombres y las plantas y la gente
y se sequen los ríos de tus venas

y se quiten las líneas de tu efigie.
y se borren los surcos de tu frente.
Tanto morir para que, luego, apenas.


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