Toda materia es sagrada.
También la piel de la naranja abandonada en el plato.
La gota de agua que se evapora en el asfalto.
La tinta de mi pluma. El polvo de la tiza.
Todas proceden de un acto creador
y se bambolean entre el ser y la nada
como un equilibrista sobre el vacío.
Toda materia es sagrada y vivir
es oficiar su rito continuo y asombrado.
miércoles, 30 de septiembre de 2009
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