domingo, 25 de octubre de 2009

A. M.



Sostiene una larga tristeza de viudo
con su ceño fruncido y cabizbajo.
En su boca, la brasa de un cigarro
y una sed antigua y no colmada.
Tantas tardes de casino provinciano,
tantas horas de café y aburrimiento
no han secado su alma y su palabra.
Como una rosa que no pierde su perfume,
siempre mantiene la espina del recuerdo
de aquel primer dolor enamorado.
El recuerdo es la sombra de este hombre
triste, cansado, pensativo y viejo.

4 comentarios:

  1. Podrías elaborar una serie de poemas dedicados a poetas. Este es precioso.

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  2. Entre los poetas míos
    tiene Machado un altar...

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  3. AM sigue vivo, su obra nos conmueve todavía. Igual sucede con tu bello poema-homenaje.

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  4. Qué punzante esa espina del recuerdo...

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