Refrigerio
frugal fue tu caricia
y
un chispazo fugaz, su paladeo
que
apenas degusté cuando la prisa
de
Cronos me robó su regodeo.
Un
atómico instante fue tu beso
a
la mínima materia reducido;
breve
labio que sella y dulce peso
de
la boca que llega y ya se ha ido.
Sin
dar tiempo a que el ardor se apague
y
a que enfríe el incendio y lo sosiegue,
el
beso se evapora y apresura
su
extinción. ¡Placeres que no caben
en
mi vida! ¡Minúsculas y breves
luces
que sombras son por su premura!
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