domingo, 16 de agosto de 2009

La Anunciación de Fray Angélico


Suavemente se rompió el silencio.
con un aleteo de ángeles traviesos.
Como un belén de juguete, el Paraíso
acoge pájaros, flores y libélulas.
Una niña inocente ha descubierto,
asombrada, el fondo del abismo.
San Gabriel le confía su secreto
y ella asiente. Nota como brasas
el vientre y las manos. Ya lo sabe:
la luz es una forma de dulzura.

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