sábado, 22 de agosto de 2009

Mozart

Elvira Madigan (Andante)

Toda esta belleza (¡pobre Amadeus,
niño sabio y desgraciado!) tiene
un fondo de imperceptible tristeza
(detrás de la armonía preestablecida
de los números y las órbitas
hay un lamento sordo y casi mudo)
como un gota mínima, letal de veneno
en un vaso de agua clara.

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